jueves, 20 de octubre de 2011

Edificio Grassy

EDIFICIO GRASSY, Madrid, 1916-1917
Gran Vía, 1.

El edificio Grassy está situado en el número uno de la Gran Vía y es conocido por sus anuncios de marcas de relojes de lujo, por el templete que corona su azotea, por haber sido retratado en una de las obras más reconocidas de Antonio López, y sobre todo, por ser la entrada a la avenida más popular de Madrid.



Eladio Laredo, uno de los mejores arquitectos de la época levantó el inmueble entre 1916 y 1917 para uno de los hombres más ricos de la época, Luis Ocharan, empresario minero y financiero y como el propio Laredo de origen cántabro. Originalmente se concibió como un edificio residencial y albergó cinco viviendas de lujo, que se disponían de forma lineal a ambos lados de la planta en “V”, dejando en el centro los patios de luces y los núcleos de las escaleras. Las viviendas dieron paso con el tiempo a la decena de oficinas que lo ocupan actualmente.



El edificio Grassy lo conforman dos casas independientes unidas por el vestíbulo y el patio de la planta baja lo que permite el acceso desde la Gran Vía y la calle de Caballero de Gracia. El solar sobre el que se construyó era estrecho y acabado en un pronunciado vértice que Eladio Laredo resolvió con una espectacular rotonda rematada con dos templetes circulares superpuestos.


El otro extremo del edificio lo rematan cubiertas de pizarra en mansarda. El arquitecto que se supone que pretendía ofrecer una alternativa española al estilo afrancesado de la vecina sede de La Unión y el fénix (Edificio Metrópolis en la actualidad), empleó en la composición de las fachadas un amplio repertorio que combina elementos evocadores del mundo medieval y renacentista y se recrea en los pormenores decorativos, entre los que destacan los paneles cerámicos de Daniel Zuloaga.




De estilo modernista, el edificio ha estado ocupado en la planta de calle por el Café Molinero y la casa de pianos Aeoiam. Una placa colocada en la entrada que da a la calle Caballero de Gracia recuerda, además que “en torno a este lugar estuvo la Fonda de la Amistad, donde el escritor Teófilo Gautier vivió en la primavera de 1840.



Desde hace más de medio siglo, los bajos del edificio están ocupados por la joyería Grassy. Alejandro Grassy Argelino de nacimiento y descendiente de una familia de orfebres milaneses adquiere en 1952 el local del número 1 de Gran Vía para hacerlo la sede de su negocio, creando en 1953 en las dependencias del sótano un museo de relojes antiguos formado por una colección particular de relojes de todo tipo de los siglos XVI al XIX.


Especializado en la venta de relojes de lujo sobre la fachada del edificio se han ido alternando a lo largo de las décadas los nombres de las marcas relojeras más insignes: Audemars Piguet, Baume & Mercier, Piaget y actualmente Rolex.